El tiempo no se ha detenido, aunque a veces tengo la sensación de que solo llevo en casa un par de semanas. Pero no, ya son 45 días. En la anterior postal, reflexionaba sobre la importancia de la pausa, pero dejé a un lado lo relevante que es la duración de la misma. Un receso de un segundo puede enfatizar el mensaje en un discurso o añadir tensión a la respuesta de una pregunta, pero una pausa indeterminada puede conseguir que perdamos la perspectiva del tiempo o nos quedemos sin audiencia durante el discurso. Cuando salgamos de nuevo a la calle, no habremos estado en pausa durante varias semanas, sino que habrán pasado varias semanas y no volveremos al día anterior al confinamiento.
Esta pausa, para algunos habrá sido una oportunidad para descubrir nuevas cosas, arrancar proyectos olvidados o recuperar lecturas pospuestas. Y eso hará que este parón, no sea un agujero negro en la línea de tiempo de sus vidas. Puede que, echando la vista atrás de lo que sucedió durante la cuarentena, solo aparezcan imágenes de las noticias en la tele, las series en streaming o los aplausos de las ocho. Pero habrá momentos específicos a los que referirse, como la lectura voraz de uno de esos libros que me robó el sol de un fin de semana y me compensó con el recuerdo de su historia.
🎞 What Just Happened? by Casey Neistat
📖 Do Pause: You are not a To Do list