Ayer me despedí de Instagram por una temporada indefinida. Es la segunda vez que dejo la red social y la primera vez que me despido de mis “seguidores” (aunque no me gusta el término “seguidor”). Me voy por varias razones. La primera es porque puedo, pues no vivo de ello. La segunda es porque no le encuentro sentido. Tras casi dos años probando cosas, apenas he conseguido nada que no pudiese hacer con mi red de contactos. Es cierto que me han pasado cosas muy interesantes, pero no sé si la dedicación merece la pena. La tercera es que he sido víctima de mi experimento: tratar de editar una revista. Quizás no se ha entendido porque el contenido no encaja o además, siendo fiel a las acertadas observaciones de Patri y Quino, todo estaba demasiado estructurado. La cuarta es que creo que Instagram es altamente adictivo.
La fotografía es de las escaleras del Palacio Barolo en la Avenida de Mayo de Buenos Aires. Este singular edificio del arquitecto italiano Mario Palanti, tiene 100 metros de altura y fue el edificio más alto la ciudad y de América del Sur, entre el año de su inauguración en 1923 y la década de los años 30. El edificio está plagado de referencias a la Divina Comedia del poeta Dante Alighieri y fue pionero en el uso del hormigón armado. Volver a visitarlo, a través de esta foto que hice en 2018, me hace pensar que muchas de las cosas que hoy admiramos toman tiempo. Cada vez dedicamos menos tiempo a pensar en los detalles y no estaría de más volver a hacerlo. Regresaré a Instagram cuando tenga claro qué compartir. Mientras tanto, se aceptan sugerencias.
🎞 Phones are designed to be addicting
🖼 Smile
❓ 015
Mi flipa!