De ida y vuelta
No fue hasta el envío de la cuarta postal que recibí de vuelta una recomendación como respuesta. Desde entonces, no he dejado de recibir buenas recomendaciones. Muchas de ellas nada tenían que ver con el contenido y son totalmente complementarias a éste. Sé que ha llegado el momento de empezar a recopilar y organizar estas recomendaciones, antes de que se siga juntando ropa en la pila de planchar. Por lo pronto, las recomendaciones de hoy, son todas vuestras. Compartir es muy agradecido, especialmente cuando lo analizas desde la tranquilidad y la distancia. La tranquilidad la está poniendo el verano que, aunque, de momento no afloja en el ritmo de trabajo, sí lo hace el de correos electrónicos. La distancia es fruto del compromiso de sentarme cada semana a escribir algo que tenga un mínimo de sentido como para ser enviado.
La fotografía que acompaña a estas palabras es un cielo azul con nubes, y en este momento, seguro que estarás pensando que me he quedado sin ideas para acompañar al texto y que además estoy describiendo lo obvio, o que esta imagen —como dice Javier Cañada en una de las últimas entregas del Canal de Interacción— es solo una ilustración cómoda y fácil para el texto. Para mí, es algo bien distinto, ese cielo tiene una intención: recordarme que cada día queda un día menos para estar bajo el sol leyendo o sencillamente disfrutando del hecho de no tener horarios ni compromisos. Que la jornada sea una hoja en blanco de lo que está por venir.
A.
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