Para cambiar algo, construye un nuevo modelo que convierta al anterior en obsoleto.
—Buckminster Fuller
Cerraba el año 2020 con esta postal. En ella te contaba que asumía la presidencia de la Asociación Dimad con una serie de compromisos. Desde entonces no he hablado mucho por aquí del trabajo que estamos haciendo para cambiar las cosas. Todavía no es muy visible. Si bien, cada vez estamos más cerca de poder mostrar los primeros proyectos impulsados como parte del plan estratégico que hemos definido para los próximos 4 años.
En este tiempo, he hablado con muchos profesionales del diseño que viven y trabajan en Madrid y que no son socios o socias de Dimad. Casi siempre estas conversaciones han terminado pasando por la pregunta: ¿por qué debería ser socio o socia? Y mi respuesta siempre ha sido, si esperas obtener un retorno como el que obtienes al pagar por Spotify o Netflix, olvídate, no va de eso. No estamos trabajando en elaborar una lista de beneficios. Casi me sale natural responder con: ¿y por qué no ser? La respuesta suele ir en dos direcciones: prefiero no gastar mi dinero en eso o las cosas que hacen no me representan.
Sobre el aspecto económico poco tengo que decir, especialmente si se tienen dificultades para llegar a final de mes, aunque raras veces he hablado con personas cuya situación sea esa. La segunda dirección es difícil de sustentar, pues precisamente el hecho de formar parte y contribuir es lo que hace que hoy, estemos aquí, 4 meses después trabajando para que el Dimad de mañana nos represente mejor. Y es que ni con las cotas más altas de reconocimiento individual podemos llegar a influir como lo podemos hacer mediante el esfuerzo colectivo de una comunidad unida.